El tourbillon (una palabra que ahora está de moda gracias al nuevo coche de Bugatti que ha adoptado ese nombre) es una de las complejidades más caras y bonitas de la relojería. Viene de la palabra francesa que significa torbellino, pretende contrarrestar los efectos de la gravedad montando el escape y el volante en una jaula giratoria, para anular el efecto de la gravedad cuando el reloj (y por tanto el escape) se mantiene en una posición determinada, algo que ocurría especialmente en los relojes de bolsillo.
Fue desarrollado por primera vez hacia 1795 y patentado por el relojero franco-suizo Abraham-Louis Breguet el 26 de junio de 1801. Al girar continuamente todo el conjunto volante/escapes, normalmente una revolución por minuto, se promedian los errores de posición. La gravedad afecta directamente a las partes más delicadas del escape, concretamente a la horquilla de la paleta, el volante y la espiral.
La espiral, que funciona como regulador de tiempo para el escape, es extremadamente sensible, especialmente al magnetismo, a los golpes, a la temperatura, al punto de fijación, a la curva terminal y a los puntos pesados del volante. Se han desarrollado muchos inventos para contrarrestar estos problemas. Los problemas de temperatura y magnetismo se han eliminado con materiales recientemente desarrollados. Los golpes tienen mucho menos efecto hoy en día que en la época de Breguet gracias a materiales más fuertes y resistentes. La gravedad entra en juego en los efectos restantes.
Un tourbillon suele dar una vuelta completa por minuto. Esto mejora el cronometraje (en las 4 posiciones verticales) porque, incluso si un reloj está parado en una posición vertical aleatoria, el tourbillon hace que el escape gire alrededor de su propio eje, lo que compensa eficazmente los efectos de la gravedad al hacer girar el volante por todas las posiciones verticales posibles durante su rotación. Un tourbillon normal no tiene ningún efecto en las posiciones horizontales, ya que aquí el volante está en posición horizontal y no se ve afectado por la gravedad al girar.
Dado que los relojes de bolsillo suelen llevarse en el bolsillo del chaleco y, por tanto, en posición vertical, Breguet diseñó el tourbillon para reducir sustancialmente el impacto de la gravedad. Sin embargo, a diferencia de un reloj de bolsillo, la actitud de un reloj de pulsera cambia con frecuencia de vertical a horizontal dependiendo de lo que esté haciendo su portador. Por lo tanto, el efecto de un tourbillon en un reloj de pulsera es insignificante comparado con el cambio de ritmo resultante de los cambios de vertical a horizontal, y viceversa.
En los diseños modernos de relojes mecánicos, el tourbillon no es necesario para producir un reloj de alta precisión. Sin embargo, el tourbillon es una de las características más valoradas de los relojes de coleccionista y los relojes de alta gama suelen llevar un tourbillon como ejemplo de la perspicacia relojera de una marca. Probablemente se trate de la complicación en relojería más bonita que existe así como la más hipnótica, lástima que la mayoría de los mortales nos tengamos que conformar con verla en vídeos de Youtube ya que los relojes que la incluyen suelen superar holgadamente los 100.000€.