Hoy queremos recordar al BMW Z8, uno de los deportivos más icónicos de la firma alemana, y del que se fabricaron 5.073 unidades. En su momento, cada ejemplar costaba casi 140.000 euros y hoy en día se considera una auténtica pieza de coleccionista.
Esta producción limitada del BMW Z8, tiene buena parte de “culpa” que en la actualidad se paguen cifras muy elevadas, por cualquier ejemplar que salga a subasta. Un dato curioso, es que de todos los ejemplares que salieron de fábrica, unos 555 se entregaron a Alpina, que desarrolló su propio modelo. El resto fueron a parar al mercado norteamericano.
Sin duda ninguna, este coupé biplaza descapotable ha sido desarrollado para disfrutar de la carretera. Su espectacular aerodinámica y la comodidad del habitáculo, son sus principales señas de identidad.
El diseño exterior del BMW Z8 corrió a cargo de Henrik Fisker y se caracteriza por su largo capó y los intermitentes que se encuentran integrados en las tomas de aire. También llama la atención el techo metálico incrustado perfectamente en el conjunto del deportivo. Aunque no fue el primer automóvil en introducir las luces de Neón, sí es una de las peculiaridades más llamativas de su diseño.
En lo que se refiere al interior, el Z8 presume de su aspecto retro, que incluso hizo que sus creadores llegaran a “esconder” los componentes más modernos debajo de los paneles retráctiles.
Bajo el capó hallamos un motor V8 de 4,9 litros con 400 caballos de potencia y 500 Nm de par motor, que viene acompañado de un cambio manual de seis relaciones. Esta motorización le permite pasar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos, alcanzando una velocidad punta autolimitada de 250 kilómetros por hora. Sin estas limitaciones podía llegar a los 300.
Los orígenes del BMW Z8 nos llevan al Salón del Automóvil de Tokio de 1997, donde fue presentado un revolucionario prototipo obra del diseñador Chris Bangle. Nos referimos al BMW Z07, un concepto que tuvo un gran éxito y sentó las bases de lo que posteriormente sería el Z8, tal y como lo conocemos.
No podíamos acabar este artículo, sin recordar que el BMW Z8 es uno de los coches más conocidos de BMW, especialmente después de convertirse en el deportivo que James Bond conducía en la película “El mundo nunca es suficiente”, y que protagonizó Pierce Brosnan.